¿Fue SOSO un trabajo de diseño integral? ¿Estuvieron implicados en todas las fases del diseño del producto?
SOSO fue un proyecto integral de Naming, Branding, Diseño de envase y Packaging.
El estudio funciona como un restaurante de pocas mesas pero muy cuidadas. Esto permite una implicación personal en el desarrollo y evolución de cada trabajo. Lo interesante de esto es que cada vez aprendes más y el siguiente proyecto se nutre de la experiencia del anterior…
En el caso de SOSO se presentó un envase exactamente igual al que vemos actualmente pero con una visión más plana, ya que en aquella época no teníamos equipos para generar un volumen potente. El cliente se entusiasmó con la propuesta y decidimos emprender la aventura. Desde el estudio encargué el cerramiento interior y una visión del volumen final, siempre con un seguimiento, reconozco que algo obsesivo por mi parte. Aunque confieso que me sigue pareciendo muy romántico el primer plano del envase, ya que conserva la esencia de la marca perfectamente.
El proceso del proyecto se alargó durante casi dos años hasta estar finalizado. Al haber tanto tiempo, propuse hacer un huevo de un kilo y también entró en juego. Además, se hicieron unas hueveras para vender seis unidades de 100 gramos. Hubo una buena dinámica de proyecto y el resultado fue muy especial y diferencial.
La visión propia del trabajo es una metáfora visual que aplico en el estudio desde hace mucho tiempo. Consiste en llevar desde el mundo plano al volumétrico los objetos. Con un valor emocional y planteando un pequeño reto al consumidor. Es la visión de un diseñador gráfico dentro del mundo del producto.
El estudio ha desarrollado con esta visión trabajos para diversas partes del mundo con resultados simples pero bien elaborados. Por poner algunos ejemplos interesantes: un wok realizado con el material ecológico bagazo para una cadena gigante de comida para llevar de Korea, una manzana take away para llaollao, la aceitera Oliva o la compleja realización de un ron en una cabeza de cerámica con forma de gorila.
¿Cuál fue el principal reto al que se enfrentaron en este trabajo?
Convencer al cliente fue la primera fase, aunque, como he comentado, no fue lo más complejo. Realmente consistió en permanecer tanto tiempo ejecutando el proyecto, ya que los tiempos en producto se extienden mucho. Los diseñadores gráficos estamos acostumbrados a tener un cartel o una papelería finalizada en pocas semanas. En producto los costes ascienden muchísimo, la responsabilidad es mayor y entran más cosas en juego. Los atajos no existen y las decisiones sobre la elaboración se multiplican. La implicación con los proyectos se hace mayor, pero al mismo tiempo se genera un vínculo con los clientes muy especial.
Y una cosa más a destacar, el proyecto ganó más de 10 premios de diseño en los principales certámenes del mundo de España, Bélgica, Estados Unidos… pero el éxito real fue poder vender una sal de dos euros a un precio cercano a 10 €; y que, al mismo tiempo, se reconociera en varios continentes con una gran diversidad de países. Éste fue el gran reto cumplido. No se trata de ponerse medallas con tus logros en el sector al que perteneces, sino de generar un gran valor social y demostrar que el buen diseño cambia las cosas. Se puede ser revolucionario si la estrategia a largo plazo está bien concebida. En aquel momento este proyecto cumplió esos valores. Actualmente creo que son otros valores los que se han convertido en un reto en el diseño…
No siempre se puede elegir, pero… ¿cuál es para usted el encargo de proyecto perfecto?
Pienso que siempre se puede elegir. Basta con decir sí o no 🙂 El libro de Ana Gea Vivir del Diseño hace una reflexión sobre los tipos de clientes y sus connotaciones psicológicas. Lo recomiendo. Tuve la suerte de escribir un prólogo junto con Josep María Mir, fundador de Summa Comunicación, al que respeto y aprecio mucho.
Trabajar en un proyecto es adquirir un compromiso. Por eso debes estar seguro de abordar el reto. El proyecto perfecto consiste para mí en crear una estrategia tan diferencial y acertada en el proceso de diseño que permita al cliente recuperar su inversión con creces. Esto implica que vas a recibir más encargos de este cliente y que la relación se va a prolongar en el tiempo. También implica que el proyecto va a tener una gran notoriedad y que quizás hayas podido inspirar a otros. Y por supuesto, atraer nuevos interesantes proyectos. Y la clave fundamental está en sentirte feliz con tu trabajo, por lo tanto también implica que la relación personal con el cliente ha sido fructífera.
Hay terrenos sobre los que se puede sembrar y crecen cosas maravillosas, otros quizás no es el momento para invertir tiempo en ellos, ya que es posible que no estén preparados para recibir tu semilla. O sencillamente intuyes que no vas a poder ayudar a esta marca, persona o institución. Los proyectos se basan en la fusión de dos polos opuestos que se atraen. Si esta ciencia no se da, el resultado resulta inerte…
En el eje Identidad y Territorio seleccionamos piezas que tienen que ver con la diversidad de España. En este caso, ¿considera que esta pieza se puede identificar con un territorio? ¿Cómo?
Entiendo la filosofía de la exposición y me parece interesante. Crear una división territorial puede generar reflexiones sobre el estilo y el contexto de un diseño.
Es cierto que en el extranjero lo diferencial de la exposición sería el concepto España, puntualizando también las divisiones territoriales. Soy partidario de abrir fronteras, siempre respetando la diversidad de una zona. Creo mucho en que el conjunto crea unión y que debemos estar unidos para crear marca España.
He trabajado muy bien en Murcia durante muchos años y actualmente resido en San Juan Playa. Conservo clientes, tengo nuevos e igualmente se crean clientes de Murcia y otros lugares de España o del mundo. Pienso que la comida es el paisaje que te rodea y que los clientes de un territorio conforman una identidad en sí misma. Aunque el estilo territorial es más difícil de intuir. Pero por supuesto se da. Me parece muy positivo obtener el reflejo de un país en un mismo epicentro expositivo.
Trabajo para Askull desde hace más de 15 años, es un gigante de la distribución en Japón. Son extremadamente meticulosos a la hora de trabajar. Ellos piensan que estoy en España, no le dan un valor diferencial al lugar donde vivo. Ven España como un territorio, es cierto que Madrid o Barcelona les resultarán más conocidos pero realmente valoran el trabajo de diseño y que, curiosamente, vivo en España. Esto es bueno para abrir la mente y pensar que el hecho de tener trabajo ya no está tan implicado al lugar donde vivas, sino a la capacidad diferencial y los casos de éxito de tu trabajo.
From Spain with Design es una herramienta para la proyección del diseño español, ¿en qué estado de forma estamos y qué hay que entrenar más?
Por supuesto lo es. Es una gran oportunidad para divulgar la profesión y añadir un valor al trabajo de tantos profesionales. Ésta es una profesión con mucha pasión y meticulosidad. El diseñador es un ser habitualmente muy responsable con su trabajo y es muy digno que se exponga. Sobre todo entendiendo el esfuerzo que esto ha supuesto y la cantidad de personas que han colaborado en muchos casos desinteresadamente para llevar a cabo el proyecto. Felicidades por mi parte a todos.
Y como me has preguntado, has creado al mismo tiempo. Creo que se puede ser más osado en la ubicación del espacio expositivo en algún momento. Adquirir un compromiso mayor con el estado Español, es decir, que el espacio expositivo genere una mayor implicación con el diseño. Por ejemplo, ¿cuánta gente pasa por el museo del Prado al día? ¿Podría ser ésta una ubicación temporal en un espacio del museo?
¿Qué destacaría de la exposición?
Su valor itinerante. La variedad de proyectos. Aglutinar trabajos de diversas categorías, ampliando el valor territorial dentro del diseño. El haber creado un módulo expositivo personalizado. El representar un país y su diversidad como valor añadido. El valor emocional de unir a tantos diseñadores con un mismo fin. Juntos somos más…